“Permitir que las personas puedan ser auténticas sobre dónde están realmente”, es uno de los dichos/frases/mantras principales de la comunidad de reducción del daño. Este mantra abarca todo lo que me gusta del movimiento y la filosofía de reducción del daño. En caso de que no hayas escuchado el término “reducción del daño” antes, es una filosofía que:

• Reduce el daño asociado con conductas de alto riesgo para mejorar la calidad de vida.
• Incorpora muchos programas, políticas y prácticas.
• Celebra el valor de las mejorías graduales.
• Acoge la dignidad, la compasión y la esperanza.
• Es diferente para cada persona. 

En esta edición de nuestro boletín, destacamos la labor que hemos realizado en torno a la crisis de las sobredosis. Si desea obtener más información sobre esta labor, puede asistir a uno de nuestros desayunos con el clero o leer la Guía de Escuela Dominical “Ve a Soltarle”. Esperamos poder trabajar juntos para poner fin a la crisis de las sobredosis y establecer una respuesta más compasiva al consumo de sustancias.

- Elizabeth Brewington, Coordinadora del Programa de Respuesta a las Sobredosis

Olive Branch Ministry es una agencia de reducción del daño basada en la fe que abarca nueve condados en las áreas de Foothills y Piedmont de Carolina del Norte. El ministerio fue fundado en 2009 por Michelle Mathis y su esposa, Karen Lowe. Michelle y Karen fundaron este ministerio para que sirviera como una comunidad segura y sin prejuicios que acogiera a todos. Este trabajo ha sido un punto clave en sus vidas, pero lo iniciaron cuando todavía tenían trabajos a tiempo completo; como dijo Michelle, trabajaban “de nueve a cinco para pagar sus cinco a nueve". Hablamos con Michelle para obtener más información sobre cómo esta vocación se terminó convirtiendo en su trabajo a tiempo completo: 

“En el otoño de 2017, escuché una historia en NPR (Radio Pública Nacional, por sus siglas en inglés), cuando regresaba del trabajo a mi casa, sobre un equipo de respuesta a situaciones de sobredosis en Rhode Island llamado Anchor ED [Departamento de Emergencias]. Era un equipo de respuesta directa, de modo que si alguien sufría una sobredosis, un grupo de compañeros de apoyo iban a la sala de emergencias y se sentaban con esa persona y trabajaban para brindarles un cuidado enlazado; dicho “cuidado” se basaba en la reducción del daño o la abstinencia, según lo que la persona necesitara.

Yo trabajaba en la administración de un hospital, y esa noche le envié un email a mis jefes y el siguiente día fui a decirles: “Creo que podemos hacer algo como lo del equipo de Rhode Island, ¿qué les parece?” Ellos sabían de mi pasión por la reducción del daño, y el hospital estaba comenzando a lidiar con la crisis de las sobredosis, así que me dijeron: “Convoca un grupo y vamos a reunirnos”. Así que formamos un grupo, nos reunimos, planificamos y, en enero, logramos que todo se organizara y que la LME (Entidad de Gestión Local, por sus siglas en inglés) ofreciera el contrato a Olive Branch para poner en marcha el Equipo de Respuesta a las Sobredosis. Hablé sobre todo esto con mi esposa y decidimos que esto era lo que queríamos hacer, así que dejé mi trabajo y empecé a trabajar en Olive Branch a tiempo completo. Tres o cuatro meses después nos ofrecieron otro contrato que permitió a mi esposa venir a trabajar para nosotros a tiempo completo, así que dejó su trabajo y ahora, desde 2018, nos dedicamos a esto a tiempo completo”.

Michelle no sólo es la cofundadora y directora ejecutiva de Olive Branch Ministry, sino también la presidenta de la Junta de la Coalición de Reducción del Daño de Carolina del Norte, y forma parte del Equipo Asesor de Liderazgo de National Faith in Harm Reduction. Aunque Michelle participa directamente en esta labor por medio del intercambio de jeringuillas y el trabajo de divulgación de Olive Branch, nos mencionó que cada persona participa de diferentes maneras:

“Tenemos un programa llamado Hooking for Hope en el que hacemos gorros y bufandas para personas que no tienen hogar, y fabricamos bolsas médicas para que la gente de las residencias de ancianos las cuelgue en su silla de ruedas y las lleven consigo. Cierta noche hablamos sobre cómo se puede hacer esto pero con la naloxona [un medicamento para revertir las sobredosis]. 

Las señoras que están en este grupo [Hooking for Hope] tienen sesenta, setenta, ochenta años de edad, y no quieren interactuar con personas que consumen drogas, pero si estaban dispuestas a hacernos bolsas porque saben que salvan vidas. Eso demuestra la importancia de permitir que las personas sean auténticas y aceptar donde están realmente, no sólo a las que consumen drogas, sino también a las que quieren ayudar, y entender que no todos los que quieren participar querrán hacerlo al mismo nivel. Siempre que vemos a las señoras de Hooking for Hope, nos preguntan cómo va todo y si las bolsas que hicieron están salvando vidas. Aprendieron sobre la crisis de las sobredosis y la naloxona de una manera que las hizo sentir seguras, y esa es una de las conversaciones más importantes que tenemos con las comunidades religiosas. No esperamos que usted organice un programa de acceso a jeringuillas en su iglesia, pero hay cosas que puede hacer para participar en la reducción del daño como organización de fe que hará que su congregación se sienta cómoda y al mismo tiempo marquen la diferencia”.